jueves, 11 de septiembre de 2008

El Paraguas Bulgaro

Sofía, 11 sep (EFE).- Bulgaria sigue buscando la verdad sobre el espectacular asesinato en 1978 del periodista y disidente búlgaro Gueorgui Markov, envenenado en Londres al más puro estilo James Bond con una cápsula de ricina disparada con un "paraguas pistola".

El caso, uno de los más llamativos de la Guerra Fría y prueba de los expeditivos métodos de los servicios secretos del bloque comunista para acabar con sus enemigos, continúa abierto sin que hayan sido identificados sus inductores y autores.

Según la legislación nacional, el ya legendario caso del "paraguas búlgaro" quedaría cerrado hoy, al cumplirse 30 años de la apertura de la investigación que hasta ahora aún está en etapa de hipótesis tras prescribir las pesquisas de la Policía británica, que inició sus propias indagaciones.

Sin embargo, "la investigación por parte búlgara no cesará y puede seguir abierta durante veintidós años y medio más, ya que se realiza por el asesinato de más de una persona", declaró Boyko Naydenov, director de la Agencia Nacional de Investigaciones en una entrevista que el rotativo "Standart" publica este jueves.

"Hace exactamente treinta años se produjo igualmente en París un intento de atentado de otro disidente búlgaro, Vladimir Kostov. Así, el plazo de prescripción absoluta de ambos casos puede aumentar hasta 52,5 años en total", explicó el alto funcionario.

Markov, quien trabajaba para el Servicio Mundial de la BBC y era un severo crítico del régimen búlgaro, falleció en Londres, tras haber sido envenenado con un perdigón disparado desde un paraguas mientras se encontraba esperando el autobús, el 11 de septiembre de 1978.

El periodista, que ya había sufrido dos intentos de asesinato, sintió un agudo dolor en una pantorrilla y, al volverse, vio como un hombre que portaba un paraguas se disculpaba brevemente y desaparecía en un taxi. Cuatro días después, Markov falleció y los médicos hallaron una diminuta cápsula envenenada en su cuerpo.

Las sospechas recayeron desde el principio sobre el KGB, el servicio de espionaje de la Unión Soviética, y la policía secreta búlgara, pero la autoría nunca se aclaró y Scotland Yard mantiene aún abierta la investigación.

Todavía existen varias versiones del asesinato, aunque ninguna ha podido ser confirmada.

La más curiosa asegura que el dictador comunista Todo Zhivkov, estaba tan enfadado con Markov por las críticas a su hija, que ordenó en principio que el asesinato se realizara el 7 de septiembre de 1978, día de sus cumpleaños.

Otro periodista disidente, Vladimir Kostov, había sufrido dos semanas antes un ataque parecido en París. Al acudir al médico por una inflamación en la piel, se le detectó una cápsula similar a la que se empleó para matar a su compatriota.

Pero Kostov pudo sobrevivir al envenenamiento, lo que ha hecho también pensar que Markov no murió envenenado por ricina, comentaron a Efe fuentes de la investigación búlgara.

Tras la caída del régimen comunista en 1989, en la sede del Ministerio del Interior fueron encontrados varios paraguas modificados para disparar proyectiles.

Fue entonces cuando dos antiguos oficiales del KGB admitieron públicamente la participación de los servicios secretos soviéticos en este asesinato.

Uno de ellos es el ex general Oleg Kalugin, quién confesó que sus jefes no querían participar en asesinatos, pero como Bulgaria era un país amigo de la Unión Soviética se avinieron a suministrar a sus colegas búlgaros el arma para la operación secreta.

El hombre del paraguas se supone que era un delincuente italiano contratado por los servicios secretos búlgaros.

Su nombre era Francesco Gullino y actuaba bajo el seudónimo de "Picadilly", aunque no se conoce su paradero ya que la documentación sobre él desapareció de los archivos búlgaros.

El caso de Markov fue recordado cuando el ex espía ruso Alexandr Litvinenko fue envenenado en Londres en noviembre de 2006 con polonio 210.

Las dudas de la autoría del asesinato con este isótopo radiactivo recayeron de nuevo sobre Moscú, esta vez el Servicio Federal de Seguridad, sucesor del KGB.

En 2004, el entonces candidato a la presidencia de Ucrania, Viktor Yushchenko, casi pierde la vida por un envenenamiento con dioxinas, cuya autoría tampoco se ha aclarado. EFE

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